Descripción
Boys With Movable Heads
Bronce y hierro · 25 × 10 × 15 cm · Edición especial de 3 unidades · Año 2025
Boys With Movable Heads reúne tres figuras infantiles que funcionan como metáforas de las distintas estrategias que desarrollamos para relacionarnos con un mundo cada vez más complejo. La obra invita a reflexionar sobre cómo filtramos, evitamos o reinterpretamos la realidad, y cómo esas decisiones acaban moldeando nuestra identidad.
Esta pieza incorpora un elemento interactivo: las cabezas son intercambiables y se fijan con un imán, permitiendo al espectador modificar la estética y el mensaje según la configuración que elija. Un juego simple que transforma la escultura en una reflexión abierta sobre la percepción.
La cabeza-casco hermético sugiere un refugio interior: la tendencia a encerrarnos en nosotros mismos para evitar el impacto emocional del exterior. Es la imagen de una mente que prefiere su propia esfera antes que exponerse a lo imprevisible.
La cabeza-televisor apunta a la influencia constante de las imágenes que consumimos. Representa una realidad filtrada por pantallas, donde lo mediático pesa tanto —o más— que la experiencia vivida.
Un comentario sobre la construcción artificial del mundo que aceptamos como verdadero.
La máscara antigás encarna la sensación de alerta permanente. Simboliza la necesidad de protegerse frente a un entorno que percibimos saturado, tóxico o amenazante, ya sea por causas reales o por miedos adquiridos.
La cabeza-caja, añadida a este conjunto, profundiza en una crítica distinta: la incapacidad para recibir ideas, estímulos o perspectivas externas. Funciona como metáfora de una mente cerrada, bloqueada por el exceso de consumo, la saturación informativa o la pasividad intelectual. La caja no solo oculta; limita. Representa cómo ciertos hábitos contemporáneos —consumismo, automatización mental, confort cognitivo— pueden convertirnos en receptores pasivos incapaces de cuestionar o integrar lo que nos rodea. Es, en sí misma, una crítica directa a la cultura que nos empuja a acumular objetos pero no pensamiento.
En conjunto, estas figuras plantean un comentario sobre las estrategias de supervivencia emocional y cognitiva: aislarnos, filtrar, protegernos, desconectarnos o incluso renunciar a pensar por nosotros mismos. Un solo cuerpo y varias cabezas intercambiables forman así un pequeño retrato de cómo navegamos la vida moderna, qué máscaras adoptamos y qué versiones de nosotros mismos presentamos según lo que enfrentamos.


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